Noir
Novela histórica
Reseñas
El fragor del día - Elizabeth Bowen
diciembre 15, 2017
"Aquellos muertos desconocidos increpaban a los vivos
-no con su muerte, que tal vez compartirían todos cualquier noche-.
Clamaban a los vivos con su anonimato, que ya no podía subsanarse.
¿Quién tenía derecho a llorarlos, si nadie se había preocupado
por ellos en vida? Así pues, entre las multitudes que seguían
comiendo, bebiendo, trabajando, viajando, haciendo un alto, apareció
la tendencia instintiva a romper la indiferencia mientras aún
quedara tiempo. El muro que separa a los vivos de los vivos perdía
grosor al adelgazarse el que separa a los vivos de los muertos. ”
Sinopsis
“Elizabeth Bowen está considerada una de las mejores escritoras en lengua inglesa del siglo XX y la figura clave que pone en contacto la literatura de Virginia Woolf con la generación de escritoras de ideas de los sesenta y setenta (Murdoch, Spark o Byatt). El fragor del día (1948), inédita en castellano, es quizá una de las más vibrantes novelas sobre el Londres asediado por las bombas y la pobreza durante el Blitz. Novela de personajes, de atmósferas, tremendamente vívida, narra la historia de Stella Rodney, que ha decidido no abandonar Londres cuando todos los demás se han marchado huyendo de una muerte posible. Para Stella, la sensación imperante de catástrofe se vuelve personal cuando descubre que el hombre a quien ama, Robert Kelway, es sospechoso de vender secretos a los alemanes y que el hombre que lo persigue, Harrison, quiere que sea ella quien pague el precio por su silencio. Atrapada entre dos corrientes, Stella ve su mundo derrumbarse. ” |
Valoración personal
En El fragor del día presenciamos la historia de amor de
Stella Rodney con Robert Kelway en una Londres aturdida por la
Segunda Guerra Mundial. Una historia que se ve atacada cuando
Harrison, un miembro del Servicio Secreto Británico, aparece en la
vida de Stella para informarle de que su pareja es un espía de los
alemanes y que la única forma de evitar que le arresten es
manteniendo una relación con él.
Pero la base de la obra no es esta historia de amor ni el interés de
Harrison por Stella si no Londres. Una ciudad atacada por la Segunda
Guerra Mundial cuya población está perdiendo su identidad, que está
aturdida por los sucesos bélicos y todo lo que la guerra implica.
Elizabeth Bowen nos habla a través de este trío y de una forma
sutil y magistral de las consecuencias de la guerra en la ciudad pero
sobre todo en la mente de las personas. El cómo la gente se
acostumbra a cualquier situación pero, sin embargo, sus actos, su
forma de pensar, cambia.
El racionamiento, el espionaje, el secretismo... todo esto es
característico de la guerra y hace que las personas se comporten de
distinta manera. La vergüenza por hablar con desconocidos pierde
importancia cuando tu vida podría acabar en cualquier momento. Se
ansía el contacto pero un contacto frágil sin intimar y sin
embargo, son varias las muestras de camaradería en el libro como las
relaciones del hijo de Stella, Roderick con su amigo Fred o la
relación de Louie con Connie.
En estas circunstancias, es normal que presenciemos las dudas de
Stella hacia Robert, de su investigación secreta y casi inconsciente
hacia esa persona que se ama y se conoce. O se cree conocer.
El miedo, las dudas, los misterios... el no saber cuándo acabará tú
vida o la guerra; y si esta finaliza, ¿quién ganará? ¿Qué le
espera al mundo después? Estas cuestiones convierten a una pareja en
conocida y desconocida a la vez. No se habla del futuro, sólo se
vive el presente de la mejor manera posible. De la única manera que
se puede vivir en una ciudad sombría, bombardeada a menudo.
Estamos ante una novela que no pretende ser policíaca ni de
misterio. Tampoco es una novela de guerra como tal porque no se nos
presenta las devastaciones de la guerra; no hay cadáveres, no hay
familias rotas, ni muertos de hambre. Tampoco pretende ser una
historia de amor como tal si no cómo las consecuencias de la guerra
moldea las relaciones humanas. Y menos aún es una novela que se lea
rápido, que conlleve aventura.
Es una obra para saborear, para navegar entre las mentes de sus
protagonistas, para descubrir una Londres asediada de la mano no solo
de los tres protagonistas, si no también de Roderick, de Louie o de
la familia de Robert.
Porque son ellos los que nos cuenta cómo se vive el racionamiento,
cómo es la necesidad de buscar afecto en otros porque tu marido está
en el frente, cómo era el trabajo de guardiana antiaérea y el
secretismo que se podía encontrar en cada callejón oscuro, en cada
bar clandestino.
En resumen, es una novela que utiliza la guerra y el romance entre
Stella y Robert para mostrarnos las consecuencias de la guerra en la
psiquis humana y en nuestro comportamiento ante situaciones de
estrés, peligrosas y oscuras.
Por otra parte, podemos decir que la novela tiene parte de
autobiografía ya que Elizabeth Bowen vivió en Londres durante la
Segunda Guerra Mundial, fue una de esas guardianas antiaéreas y a
pesar de estar casada tuvo un romance con un diplomático canadiense,
Charles Ritchie. También tenía una casa en Irlanda, detalle que
aparece en la obra ya que su hijo hereda una mansión en Irlanda por
parte de su tío.
Y aunque la protagonista no comparte con ella todas estas
características, si que las podemos ver repartidas entre los
diferentes personajes que aparecen. Sin duda, Bowen sabía de lo que
hablaba cuando escribió este libro.
Título: El fragor del día | Autora: Elizabeth Bowen | Editorial: Impedimenta | Páginas: 352 | ISBN: 978-84-15130-37-6 | Precio: 22,70€ |
No quiero acabar la reseña sin antes decir que es un libro que me ha
costado leer por su lentitud pero que a la vez he saboreado y me ha
dejado un sabor de boca muy bueno. Es un libro para analizar y para
fijarse en los detalles que rodean la historia y el telón de fondo
de la obra, que para mi es lo más importante y es donde se encuentra
los mensajes que la autora quiere transmitirnos.
Espero que no se os haya hecho pesada ni muy repetitiva la reseña y
que os animéis a leer este libro. Además, la edición de
Impedimenta está muy cuidada (¡es preciosa!).
Hasta pronto y no os olvidéis de comentarme si habéis leído la
obra u otra cosa de Elizabeth Bowen.
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